El rector de la Universidad Nacional del Chaco Austral, Germán Oestmann, reivindicó los valores de memoria, verdad y justicia
En los últimos tiempos nos hemos habituado a la fugacidad de los acontecimientos y a la aparente caída de los grandes relatos filosóficos y doctrinarios. El mundo globalizado tiende a borrar los regionalismos e imponer una agenda deshumanizada en la que impera con total desparpajo la lógica del capitalismo financiero junto a la maximización de ganancias y la destrucción del medio ambiente pese a los notables compromisos de las grandes potencias para avanzar en la construcción de un planeta sustentable y armónico en la defensa de la naturaleza.
Esta modernidad líquida, al decir de Zygmunt Baumann, tiene su correlato en nuestro país al observar un creciente y peligroso intento de parte de los sectores concentrados de poder para lograr imponer una visión absolutamente sesgada y nostálgica de los más oscuros años de la última y oprobiosa dictadura militar de nuestro país. En este sentido, el retorno de teorías negacionistas, nacidas y alimentadas al calor de la nefasta teoría de los dos demonios, nos impulsan desde el campo de la democracia y el estudio de las ciencias sociales a preguntarnos sobre el carácter teleológico de este atroz y persistente discurso autoritario y fascista que pretende socavar largos años de lucha y compromiso social para sostener los sueños de una Nación digna y soberana.
Es por eso que desde la Universidad Nacional del Chaco Austral estamos firmemente comprometidos en el recuerdo y el reconocimiento hacia aquellos miles de hermanos y hermanas que ofrendaron su vida al enfrentar al sombrío poder militar junto a la complicidad civil y empresarial. Para reforzar este compromiso con nuestra Patria y con nuestra historia debemos ofrecer , desde el sistema educativo, todas las herramientas para que nuestro jóvenes puedan recordar permanentemente a las víctimas del terrorismo de estado sin caer en falsos silogismos embaucadores que pretenden atacar la verdad histórica y desacreditar desde las usinas mediáticas la enorme tarea realizada por los organismos de Derechos Humanos junto al rol trascendental de nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Desde UNCAUS repudiamos de manera vehemente cualquier ataque a las libertades constitucionales y a las instituciones republicanas, priorizando el llamado al diálogo y el pluralismo en la construcción de una sociedad fraterna e igualitaria. No creemos en la construcción y el señalamiento de enemigos internos como forma eficaz de acumular poder político exacerbando el odio y multiplicando los epítetos descalificadores hacia todos aquellos sectores que no comulgan con los ideales y paradigmas dominantes en esta coyuntura histórica.
Necesitamos unirnos como sociedad para afianzar nuestra pertenencia hacia un modelo de Estado que se enorgullece de llamarse a sí mismo republicano y democrático.
A pesar de los discursos acomodaticios, nunca debemos dejar de recordar que el golpe de estado llevado adelante por la Junta Militar integrada por el General Jorge Rafael Videla, el Almirante Emilio Massera y el Brigadier Rubén Orlando Agosti el 24 de marzo de 1976 en contra del gobierno constitucional de la Presidenta María Estela Martinez de Perón constituyó una enorme calamidad y una tragedia aberrante para la República Argentina . Debemos afirmar con claridad y sin eufemismos de ninguna naturaleza que la etapa dictatorial representa para nosotros un hecho histórico oprobioso y perverso que ha dejado una profunda herida en el corazón y la memoria de nuestra Patria.
La voz preclara del General San Martín surge desde los confines de la historia para decirnos “La Patria no hizo al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyo sacrificio se sostiene…”. Celebramos y destacamos la impronta actual de nuestras Fuerzas Armadas, que luego de muchos años se presentan ante nosotros como sostenes de la democracia y las instituciones republicanas.
Teniendo en cuenta estas premisas, nuestro compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia se presenta de manera inalterable e inconmovible en las acciones cotidianas y en cada lucha en la que enarbolamos las banderas de la Universidad Pública, gratuita y de calidad para el crecimiento y el desarrollo de los jóvenes de nuestro norte grande y profundo. El apego a la democracia y el respeto irrestricto al estado de derecho se encuentran presentes en la transmisión de valores a todos los integrantes de nuestra casa de altos estudios.
Seguiremos denunciando la larga noche dictatorial de 1976-1983 recordando las más terribles violaciones a los Derechos Humanos, los innumerables crímenes de lesa humanidad y la memoria indeleble de los 30.000 desaparecidos, sin dejar de mencionar la persecución de artistas y pensadores populares cuyo resultado fue el exilio y la huida del país de miles de compatriotas. Lamentablemente , la inquina contra la cultura nacional , el potencial transformador de las universidades y el desprecio por la soberanía, rasgos que caracterizaban a la última dictadura, encuentran en la actualidad numerosos e imponentes adherentes en los principales planos de la política y grandes medios de comunicación.
El perverso y autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” también fue el responsable primigenio de la introducción en nuestra patria del ciclo de especulación, financiarización y destrucción del aparato productivo junto a un endeudamiento sideral que nos postergó como pueblo y como nación. Los cantos de sirena del neoliberalismo no son nuevos en nuestro país.
Este 24 de marzo, al cumplirse 48 años de la noche más negra de nuestra historia reciente, renovamos nuestro compromiso con los derechos humanos y reafirmamos con profundo orgullo y emoción nuestra pertenencia al campo popular y democrático. Finalizamos nuestra proclama expresando que en UNCAUS, sin ninguna duda, defendemos en nuestros claustros los valores de Memoria, Verdad y Justicia para siempre.