Vida extraterrestre. 

Luego de varias investigaciones, científicos determinaron cinco lugares donde la vida extraterrestre puede habitar. Se cree que podrían estar escondidos, por lo que encontrarlos no es algo sencillo. Además, lo más probable es que no estén en el mismo sitio que los seres humanos.

Los científicos presentaron una serie de justificaciones con el fin de respaldar la posibilidad de que haya más seres conviviendo en el Universo, fuera de la Tierra.

Un equipo de investigadores de los Emiratos Árabes Unidos creó una metodología para determinar cuáles son los lugares en donde hay varias probabilidades de que haya vida extraterrestre.

Al respecto, se pudo determinar que los extraterrestres podrían vivir “en condiciones completamente frías y secas” y en ese sentido se estimó que también podrían vivir “en profundidades que tienen presiones inimaginables y sin necesidad de tener la luz del sol como energía”.

Es por esto que se cree que los extraterrestres pudieron haberse adaptado a una forma de vivir distinta, y asimismo, a un contexto muy distinto al que probablemente acostumbran. Ahora bien, ¿cuáles son los lugares donde puede haber vida extraterrestre?

Europa

Esto se debe a que esta luna de Jupiter está inundada de agua. Además, la radiación que golpea la superficie helada podría generar oxígeno, el cual probablemente pueda llegar a los océanos subterráneos.

La luna helada de Júpiter es el mejor candidato para encontrar vida extraterrestre.

Marte

Este planeta es habitable desde hace miles de millones de años, en las épocas en donde tenía lagos y ríos de agua líquida en su superficie.

Es por esto que se estima que existen posibilidades de que haya algún tipo de sobreviviente extraterrestre, por lo que es probable que se encuentren signos de vida antigua.

Encélado

Podría ser uno de los lugares donde haya vida extraterrestre debido a que posee océanos salados ocultos. Esto nos podría indicar que existe algún tipo de vida sobrenatural en este sitio.

Encélado es el satélite de Saturno.

Titán

La luna más grande de Saturno tiene una de las atmósferas más robustas, la cual se encuentra repleto de lagos, ríos y mares, aunque algunos de ellos están hechos de matano, y otros, hidrocarburos. Además, posee materiales orgánicos.

Ganímedes

Al ser el satélite natural más grande de Júpiter y del sistema solar en sí, podría contener un océano templado bajo el hielo. Al igual que Ganímedes, Calisto -otra luna de Júpiter-, también podría tener un vasto océano subterráneo.

¿Cómo serían las civilizaciones extraterrestres más avanzadas que la nuestra?

De color verde o metalizado, con cabezas desproporcionadas que muestren sus enormes cerebros y ojos muy grandes, dedos alargados para señalar las cosas al más puro estilo E.T. y no especialmente altos. Así, en conjunto, es como la humanidad ha pensado que sería la fisionomía de los extraterrestres, gracias a años de representaciones en la cultura popular. A día de hoy es difícil predecirlo, teniendo en cuenta que hasta la fecha no han dado señal de vida.

Pero el ser humano no se rinde. La búsqueda de vida en otros planetas es una de las máximas más importantes de nuestra existencia, y debería abrir todos los telediarios en caso de que sucediera algún día. A excepción de algún astrónomo o amante del espacio (recordemos que “la verdad está ahí fuera”), la gente común vive inmersa en su cotidianeidad sin plantearse mucho esa gran pregunta. Si nos importa poco lo que pase en el vecindario de al lado, es difícil sentir empatía por seres a millones de años luz. Sin embargo, es algo que respondería a las grandes cuestiones acerca de nosotros mismos y nuestra supuesta excepcionalidad.

Desde máquinas gigantes detectables por su calor residual en el infrarrojo medio a bacterias, se ha teorizado mucho al respecto

Nadie se pone de acuerdo en cómo podrían ser, aunque lo de los marcianos clásicos no convence mucho. Para Chris Hadfield, ex comandante de la Estación Espacial Internacional, algunos de los ejemplos de Star Trek podrían no estar desencaminados, mientras que para el astrofísico Jason Wright, deberíamos buscar máquinas gigantes, que probablemente sean “detectables por su calor residual en el infrarrojo medio” y símbolos de sociedades avanzadas.

Otros hablan de simples bacterias y no de civilizaciones más avanzadas que la nuestra, pues siempre hay que recordar que vida no es sinónimo de inteligencia. De hecho, el astrobiólogo Chandra Wicramasinghe desarrolló la teoría conocida como panspermia, que sostiene que la vida en la Tierra llegó en forma de microbios que viajaban por el espacio en meteoritos y polvo interestelar.

Hay que tener una serie de puntos en cuenta para entender cómo podrían ser esos extraños seres venidos de una galaxia muy lejana

Si la vida no fuera inteligente como la nuestra, no solo sería una explicación a la paradoja de Fermi (la contradicción entre la aparente evidencia de vida extraterrestre y la imposibilidad de dar con ella) sino que en ese caso sí demostraría la excepcionalidad de nuestro planeta. Y, de paso, nos ahorraría algunos peligros como son esos de mandar mensajes al espacio esperando una respuesta cuando no sabemos si los que están ahí fuera son amigables o vendrían en son de paz.

De cualquier manera, hay que tener una serie de puntos en cuenta para entender cómo podrían ser esos extraños seres venidos de una galaxia muy lejana. El primero es el de la evolución convergente: en nuestro planeta, diferentes especies a menudo presentan rasgos adaptativos similares (ojos, oídos o nariz, por poner un ejemplo, aunque las alas serían otro). Una mosca tiene ojos diferentes a los nuestros, pero son ojos al fin y al cabo.

Sin embargo, en las profundidades del océano o en el interior de las cuevas, algunos organismos no tienen ojos porque no los necesitan. Dejando a un lado la inteligencia, que es algo más complejo, por poner un ejemplo, los extraterrestres solo necesitarían ojos en lugares donde es probable que penetre la luz de una estrella.

Tenemos cuatro extremidades porque un pez de cuatro aletas salió del mar hace 400 millones de años, pero podríamos haber tenido ocho

Las coincidencias de la historia evolutiva siempre afectarán los detalles y apariencia de los animales. Tenemos cuatro extremidades porque un pez de cuatro aletas salió del mar hace 400 millones de años, pero podríamos haber tenido ocho. Eso nos aleja de cualquier otra especie equivalente en un planeta alienígena, pero también nos acerca a ellos porque es una regla que se aplica en cualquier parte del Universo.

Por ejemplo, nuestros genes se transmiten, algo bien fundado en la teoría de la evolución. Y si nuestros genes nos hacen tender a cooperar con nuestros hermanos, entonces tendremos más éxito, y ellos también, y todos transmitiremos nuestros genes relacionados. En otras palabras, las fuerzas evolutivas que dominan la Tierra son las mismas en todo el Universo, por lo que si en nuestro planeta los animales se comen unos a otros, es probable que las criaturas de otros planetas también lo hagan y que, por tanto, no difieran tanto de nosotros.