Existen ejercicios que prometen entrenar el cerebro como juegos de ingenio. Pero también hay deportes que ayudan a la salud cerebral.

Estudios científicos determinaron que las personas físicamente en forma tienden a tener mayor volumen cerebral y una materia blanca más intacta que las personas que no se ejercitan.

Los análisis indican que los adultos mayores que practican actividades físicas moderadas a vigorosas con regularidad registran mayor actividad cerebral incluso cuando están en reposo que quienes no practican ejercicios. Una mayor actividad en el cerebro está asociada con un mejor rendimiento cognitivo.

La natación, el mejor deporte para el cerebro

Un creciente número de investigaciones sugiere que la natación podría proporcionar un impulso único a la salud del cerebro. Nadar de manera regular mejora la memoria, la función cognitiva, la respuesta inmunitaria y el estado de ánimo.

La natación también puede ayudar a reparar el daño causado por el estrés y forjar nuevas conexiones neuronales en el cerebro. La natación ha sido reconocida durante mucho tiempo por sus beneficios cardiovasculares. La natación estimula las vías cerebrales que suprimen la inflamación en el hipocampo e inhiben la apoptosis o muerte celular.

Caminar, estirarse y hacer pesas

Años atrás, la doctora Teresa Liu-Ambrose de la Universidad British Columbia de Vancouver, Canadá, investigó formas para detener la demencia en pacientes con deterioro cognitivo leve (MCI, por sus siglas en inglés). Comparó los efectos de los ejercicios aérobicos y el entrenamiento de resistencia en 86 mujeres con MCI. Midió su impacto en dos habilidades que se deterioran a medida de que la condición progresa: la memoria y la función ejecutiva, las cuales abarcan procesos de pensamiento complejos: razonamiento, planificación, resolución de problemas y multitasking.

La investigadora dividió a las mujeres en tres grupos: en uno de ellos, las participantes debían levantar pesas dos veces a la semana por una hora; en el otro, las integrantes hicieron caminatas a un ritmo tan rápido que el hecho de hablar representaba un esfuerzo. Esa actividad también la hicieron dos veces a la semana por 60 minutos. Y el tercer grupo sólo se dedicó a estirarse por una hora.

“Después de seis meses, ambos grupos, las que caminaron y las que levantaron pesas tuvieron un efecto positivo en la memoria espacial: la habilidad para recordar lo que nos rodea y para ubicarnos en un lugar”, resultó de la investigación.

Además de eso, las mujeres que levantaron pesas vieron mejoras significativas en su función ejecutiva y se desempeñaron mejor en las pruebas de memoria asociativa, la cual se usa para relacionar el nombre de una persona con su rostro.

Por su parte, las participantes que caminaron vigorosamente experimentaron mejorías en su habilidad verbal, que es la habilidad para recordar la palabra que tienes en la punta de la lengua. La sola acción de estirarse no tuvo mayor efecto en la memoria o en la función ejecutiva.

Surf y balancearse

Otros investigadores señalan que desafiar el sentido de la “propiocepción”, que es la conciencia que tenemos de dónde están situadas las partes de nuestro cuerpo, beneficia al cerebro. Es así cómo los ejercicios en los que necesitamos pensar y balancearnos son muy efectivos para el cerebro.

Entre los que más se destacan en esta materia está el surf.

Actividades cotidianas que ayudan al cerebro

Por otro lado, otros estudios hallaron que dedicar solo dos horas a una actividad física que disfrutábamos cuando éramos niños como trepar árboles o correr descalzos tenía efectos contundentes en la memoria de trabajo, la cual guarda la información y nos permite manipularla.

Los investigadores encontraron que cuando se combinan dos actividades los resultados son más positivos para el cerebro.

¿Es bueno el fútbol para el cerebro?

En tanto, otros análisis comprobaron que los deportes que requieren tomar decisiones en fracciones de segundos mejora la función cognitiva tanto en la gente joven como la de mayor edad, lo que permite reducir los problemas asociados con el envejecimiento.

La investigación partió de la base que aquellas actividades en la que los participantes deben moverse constantemente y adaptarse rápidamente a los cambios que van ocurriendo, como la esgrima, pueden contrarrestar los efectos relacionados con el paso de los años, como problemas de aprendizaje, de la memoria y tiempos de reacción.

Para diferenciar los deportes, los investigadores establecieron dos categorías: abiertos y cerrados. “Los deportes considerados de habilidades abiertos -donde la toma de decisiones rápidas, reacciones instantáneas, de precisión en velocidad son la premisa-, serían, por ejemplo, fútbol, basquetbol, voleibol, esgrima, tenis de mesa, hockey, etc”, concluye la investigación.