Es una de las bebidas más populares en nuestro país, parte del acervo cultural y del patrimonio gastronómico argentino, pero además es la historia de una receta secreta pasada de generación en generación, creada por una familia italiana que hoy se ha convertido en marca líder, de la curaduría artesanal que conllevan los botánicos que provienen de todas partes del mundo, y la tecnología de punta en una de las plantas más importantes de la región.

Pero ante todo, el fernet es una historia de pasión, un fenómeno cultural difícil de descifrar desde afuera. Al punto que muchos extranjeros recién llegados al país se sorprenden ante nuestro peculiar gusto por esta bebida y los rituales en torno a la misma.

Además tiene una forma muy particular de prepararse que hace que cualquier argentino se sienta en casa en el lugar del mundo donde lo esté tomando, y una provincia argentina (Córdoba) en donde es la bebida predilecta y se le rinde culto con artistas locales de diferentes géneros musicales dedicándole canciones al fernet.

Podemos decir que el fernet es, además de un fenómeno cultural, un gusto adquirido. Y por eso también es común escuchar a aficionados al fernet contando que si bien al comienzo no les gustaba la bebida, luego se convirtió en su aperitivo favorito.

El ritual de la preparación, el “famoso 70/30”, que es la forma más perfecta de disfrutar este cóctel, 30% de Fernet Branca 70% de gaseosa cola, hace que se consuma en todos los estratos sociales y ámbitos, y el fanatismo propio de los argentinos, terminan por transformar la bebida en una experiencia única que se disfruta tanto en festejos familiares como en fiestas exclusivas.

¿La fórmula de la felicidad?

En boca la bebida, muchas veces, requiere que el paladar se adapte al sabor tan característico y complejo debido a la carga botánica a base de hierbas en su composición. Además, es interesante saber que la historia de esta bebida comienza asociada a lo curativo y digestivo.

Y es que precisamente Bernardino Branca crea la bebida en Milán, Italia, en 1845, y le pone el apellido a la marca, y el apellido de su ayudante al estilo de bebida, con lo cual, cuando nace Branca, también nace la palabra Fernet. Fue recién a posteriori y gracias a la aceptación del producto artesanal, que este comenzó a producirse de forma masiva, dando nacimiento a Fratelli Branca Destilerías. Por algo también nos resuena la sabiduría de nuestras abuelas, en relación a que algunos licores de la familia de los amaros se solían utilizar con fines digestivos y hasta para purgas caseras (existe un uso antiguo del Fernet para este fin).

Hoy en día el Fernet le debe su sabor poco convencional a una receta muy resguardada que involucra varias decenas de hierbas, flores, frutos, cortezas y raíces -para el deleite de cualquier aficionado a la botánica- que provienen de todas partes del mundo y que incluyen: manzanilla, azafrán, tamarindo, canela, quina roja, ruibarbo, regaliz, agárico, goma mirra, zarzaparrilla, cardamomo, manzanilla, laurel, ciruela y menta. Solo por nombrar algunos de sus componentes. Martín Olivera, Brand Ambassador de Fernet Branca Argentina señala: “por más que se sepan todos los componentes es imposible imitarlo porque a cada hierba se le extrae el principio activo de una manera diferente”.

Es muy curioso pensar que una bebida que tenemos tan naturalizada, que es parte del paisaje de la mesa de todos los argentinos, lleve tremendo trabajo de curación de la materia prima.

Asimismo, otro dato clave es el tiempo que el mismo se deja madurar en las cubas de roble de Eslavonia (una región geográfica e histórica en la zona este de Croacia), características de la empresa. La mezcla pasa allí doce meses hasta que logra el punto de maduración justo en el que todos los ingredientes se equilibran y logran su sabor.

“Una vez obtenidos los componentes activos de cada materia prima, se juntan todos para dar nacimiento al Fernet, y reposarán durante 12 meses en cubas y toneles de Roble de Eslavonia. Luego de ese tiempo exacto, el fernet se filtra y se embotella” añade Martín Olivera.

Esa fascinación argentina

En cuanto a las formas de tomarlo, existen varias, aunque la más popular -impulsada también por la propia empresa Branca- es el famoso: “70%-30%”, junto a una buena cantidad de hielo que resulta fundamental para conseguir un trago refrescante. A su vez para quienes prefieran mayor graduación de alcohol, se puede hacer mitad y mitad, o el famoso ‘coronado’, es decir, se vuelve a colocar Fernet para finalizar y así se consigue neutralizar la espuma de la gaseosa.

Sobre el dilema de por qué nos gusta tanto el Fernet, quizás permanezca como un misterio al igual que su fórmula secreta.

Quizás la formación del gusto incide tanto el sabor de una bebida o un alimento, como las costumbres y hábitos característicos de ese lugar, su relación con ese alimento y la historia que se pasa de generación en generación.

Tal vez entonces el gusto o la predilección por una bebida tenga más que ver con la faceta cultural, que nos define y da forma. Somos lo que comemos o bebemos, y tiene sentido que así sea.