La culminación de la cita mundialista de Qatar dejó un vacío imposible de llenar. Pero atención: tenemos recursos para sobrellevar este duro momento. Tomen nota.

Los millones de argentinos, además de compartir memes mundialistas, necesitamos sobrellevar el vacío propio de un proyecto que fue de todos -así lo sentimos- pero una vez concluido, dejó de estar. Seguidamente, te proporcionamos herramientas para tales fines.

1. Reviva los días felices y vea de nuevo todos los partidos del torneo. 

Si después de un mes la ansiedad continúa, puede repetir todo el proceso hasta el cansancio, o hasta el siguiente Mundial de 2026.

Pero también en el futuro hay cosas para alegrarse. El año que viene comenzará la Copa América. Ya lo hicieron varias ligas europeas. Se trata de superar al fútbol con fútbol.

2. Lecturas afines.

“El fútbol a sol y sombra”, del escritor uruguayo Eduardo Galeano y “Dios es redondo” del mexicano Juan Villoro son dos opciones. También la novela autobiográfica “Fiebre en las gradas”, del escritor británico y fanático del fútbol Nick Hornby.

3. La opción virtual.

Para quienes quieran poner a prueba su talento futbolístico en la cancha, pero estén aún impedidos por el consumo excesivo de comida y cerveza del último mes, existen los videojuegos “Pro Evolution Soccer” o “FIFA World Cup” permiten emular a Messi o un Robben. Y para los sabelotodo con ínfulas de entrenador internacional, el juego de PC “Championship Manager” permite dirigir el propio equipo de fútbol.

4. Cortar con todo recuerdo.

Guarde sus banderas, su colección de vuvuzelas, sus álbumes y camisetas de fútbol en una caja de cartón, y ponga todo debajo de la cama. Ojos que no ven, corazón que no siente. Bueno, tampoco recorra demasiado las redes sociales.

5. Un clavo saca otro clavo.

Busque un reemplazo para su pasión. Seguramente habrá otros campeonatos y otros mundiales donde poner la pasión. Aunque no sean lo mismo, pueden hacernos olvidar un poco a EL Mundial.

6. Activar el cuerpo. 

Sin importar dónde esté, salga a la calle, vea a sus amigos, vaya a correr 10 kilómetros cada mañana. Y ante todo: diga para sí mismo en voz baja, una y otra vez , que por más increíble que suene, la vida continúa después del fútbol. En resumen: salga al mundo real.